¿Qué son las infiltraciones?

La infiltración es un procedimiento mediante el cual el médico inyecta un fármaco o un producto biológico en una articulación, en las vainas sinoviales de los tendones, en las bursas periarticulares, en las raíces nerviosas espinales u otras estructuras, con el objetivo de que actúe sobre esa zona.

En algunas articulaciones,  como la cadera y eventualmente la rodilla y el hombro,  es recomendable realizar las infiltraciones bajo un control ecográfico, puesto que aumenta la efectividad del procedimiento.

Para realizar la infiltración se requiere esterilizar la zona con la finalidad de disminuir la posibilidad que se produzca una infección.

Por estos motivos, entre otros, es de suma importancia que dicho procedimiento sea realizado siempre por un profesional  que reúna la experiencia y conocimientos adecuados.

¿Para qué sirve una infiltración?

El objetivo,  principalmente, es disminuir la inflamación, logrando un mayor confort del paciente y, en algunos casos, retrasar la necesidad de una cirugía.

Las infiltraciones están indicadas en casos de patologías inflamatorias, derrames articulares, tendinopatías, osteoartrosis o en lesiones musculares de origen deportivo, entre otras.

¿Existen diferentes tipos de infiltraciones?

Específicamente en el caso de la rodilla, y a nivel intrarticular, el contenido de la infiltración puede variar en función de la lesión. Estas son las principales soluciones:

  1. Ácido Hialurónico
  2. Plasma rico en plaquetas
  3. Células Mesenquimales (células madres)
  4. Corticoides

Ácido Hialurónico

El ácido hialurónico es un componente natural del cuerpo humano que se encuentra especialmente en las articulaciones, en la piel y en el humor vítreo.

Las articulaciones poseen líquido sinovial, cuyo principal componente es el ácido hialurónico. Este líquido sinovial tiene caracteristicas viscoelasticas que le hacen participar en la homeostasis, es decir, que mantienen sus condiciones internas estables, generando un efecto “lubricante” y actuando como un “amortiguador” natural de los impactos.

Debido a la acumulación progresiva de actividad deportiva y a los procesos degenerativos propios de la articulación, los componentes del líquido sinovial comienzan a alterarse, afectando a las funciones propias del ácido hialurónico.

Para dar respuesta a esta afectación, existe desde hace años la posibilidad de realizar infiltraciones intraarticulares de ácido hialurónico. Estas han ido evolucionando, hasta el punto que, en nuestros días, ya no es necesario repetirlas cada 2 o 3 semanas como sucedía tiempo atrás, sino que puede realizarse una única infiltración, gracias al desarrollo de medicamentos de alto peso molecular los cuales son, en un alto porcentaje, muy efectivos y bien tolerados.

La infiltración de acido hialurónico tiene como objetivo actuar como un potente antinflamatorio local, que vaya directo a la articulación para restablecer así las propiedades viscoelasticas de liquido sinovial, manteniendo la homeostasia de la rodilla en condiciones óptimas.

Un bajo porcentaje de pacientes experimenta una sensación de hinchazón/malestar articular en las primeras 24/48h tras la infiltración, por lo que se recomienda la colocación de hielo local y mantener un reposo relativo durante este período.

Plasma Rico en Plaquetas (también llamado “Factores de crecimiento”)

Tras obtener sangre del paciente y someterla a un proceso específico de centrifugado, se obtiene el llamado plasma rico en plaquetas (PRP). Este ha demostrado tener un potente efecto antinflamatorio local, tanto a nivel miotendinoso como articular. Estos efectos son motivados por los denominados “factores de crecimiento”, que son sustancias que actúan inhibiendo las citoquinas proinflamatorias que participan en los mecanismos desencadenantes del dolor.

A pesar de los buenos resultados obtenidos con esta técnica en términos del control inflamatorio en rodillas con sobreexigencia deportiva o pacientes con procesos degenerativos incipientes, no existe evidencia científica clara que demuestre la reparación y/o regeneración a nivel articular mediante la utilización de esta práctica.

Células mesenquimales

También conocidas como “células madres”. A día de hoy existe una gran discrepancia de criterio en cuanto a la utilización de estas y sus indicaciones.

Son células derivadas del mesodermo (una de las tres hojas embrionarias que constituyen el embrión) que presentan pluripotencialidad de diferenciación, es decir, que tienen la capacidad de diferenciarse en diversos tipos de células.

Actualmente, y basándonos en la evidencia científica existente, puede concluirse que ejercen su efecto mediante una potente acción antiinflamatoria.

En la práctica diaria creemos lógico y prudente ser muy claro con los pacientes sobre las expectativas con este tipo de tratamientos, basándonos en la evidencia científica que existe y así evitar fracasos basados en unas expectativas que, en muchas ocasiones, son demasiado elevadas.

Corticoides

Actúan como potentes antinflamatorios y pueden infiltrarse conjuntamente con anestésicos.

Es uno de los fármacos más utilizados a la hora de realizar infiltraciones intraartciulares. Sin embargo, no es el de primera elección en Equilae,  debido a los efectos no deseados que puede generar a nivel intraarticular a largo plazo.