Causas de la colocación de una prótesis
La artrosis es la causa más frecuente de incapacidad y dolor crónico en la rodilla. Ésta por lo general comienza a manifestarse entre los 50 y 60 años. El cartílago, que permite la correcta movilidad entre los huesos de la rodilla, comienza a adelgazarse y desgastarse. Debido a esto, los huesos aumentan la fricción entre ellos provocando dolor y rigidez articular.
Tratamiento
Al comienzo de los síntomas, tratamientos como la rehabilitación, las infiltraciones de ácido hialurónico o de plasma rico en plaquetas pueden ofrecer una mejoría parcial o total de los síntomas, que en algunos casos se mantiene durante años.
En el momento que los tratamientos descritos previamente dejan de dar resultado y el paciente debe aumentar de manera progresiva la dosis de analgésicos, sumado a una mayor dificultad para caminar y una disminución en la calidad de vida, ese es, seguramente, el momento indicado para colocar una prótesis de rodilla que, dependiendo del grado de afectación podrá ser parcial o total.
Con la introducción de una prótesis se alivia el dolor del paciente posibilitando que pueda volver a realizar las actividades de su vida diaria. El porcentaje de éxito en este sentido es muy elevado, más del 90% de las personas experimentan una reducción muy grande del dolor y una mejoría significativa en la capacidad de llevar a cabo sus actividades diarias.
Postoperatorio
En el postoperatorio, al igual que en el resto de las cirugías de rodilla, es fundamental que el paciente logre recuperar la extensión completa de la rodilla durante los primeros días.
Habitualmente el período de hospitalización oscila entre los cuatro y los seis días. En el momento del alta, el paciente debe ser capaz de movilizarse por sus propios medios con la ayuda de un andador o muletas. Será necesario utilizar las muletas con frecuencia hasta las 6-8 semanas. A partir de entonces el paciente debería comenzar a notar una sensible reducción del dolor y de la incapacidad que presentaba en el preoperatorio.